Rabino Oury Cherki

Vaishlaj - Porque has luchado

Publicado en la página web de Centro Mundial Noájida. El artículo original en hebreo.




En nuestra parasha, Jacob recibe su nuevo nombre, Israel. Jacob acepta una nueva identidad. Deja de ser un simple "habitante de su tienda", preocupado solo por los asuntos del Espíritu, y acepta sobre sí mismo también ocuparse y enfrentar "elohim" y personas. Eso significa asumir responsabilidad también sobre la dimensión política de la vida, y desde ahora entonces es digno del nombre de Israel, es decir, el dueño del gobierno.

El nombre Jacov, asi y todo, se le dejó como una opción. Hay situaciones en la historia en las que tenemos que comportarnos como Jacob, en tiempos de flaqueza o humillación (como explica nuestro exegeta Rashi sobre Genesis 32:29: "de forma no recta, con tribulaciones"), pero la situación ideal es llamarse "Israel". Casi siempre encontramos el nombre del pueblo de Israel bajo el nombre de Jacob, cuando este se halla en el exilio, y en el nombre de Israel cuando esta en la Tierra de Israel. Sorprendentemente, hay un parrafo entero en nuestra parashá en el cual se lo llama a nuestro patriarca con el nombre de Jacob, después de que luchó con el ángel y fue llamado con el nombre de Israel, este párrafo es el relato sobre la hija de Jacob, Dina y Siquem, hijo de Hamor. Como si fuera que después de que Jacob aprendió cómo luchar contra las naciones del mundo fuera de la Tierra de Israel y en sus fronteras, con Labán el arameo y con Esau, su hermano, se presentó una debilidad hacia los habitantes extranjeros de la tierra de Israel

El camino que toma Jacob después de su encuentro con Esaú es bastante extraño. Si tiene la intención de ir a Hebrón (hacia el sur), dónde está asentado Isaac, su padre ¿por qué gira entonces hacia el norte desde el pasaje de Yabok en dirección a Nablus (en hebreo,Siquem)?

Jacob seguramente debía saber de antemano qué era lo que lo esperaba allí y qué tipo de población iba a encontrar. Está escrito en el Talmud (Tratado de Shabat 33:2) sobre el párrafo: "Y Jacob llegó sin novedad a la ciudad de Nablus (Siquem), que está en la tierra de Canaán, cuando vino de Padán-aram, y acampó frente a la ciudad. La parcela de campo donde había plantado su tienda la compró de mano de los hijos de Hamor, padre de Siquem, por cien monedas", (Génesis 33:18-19) - Que Jacob establecido tres cosas: él les fijó una moneda, les arregló las salas de baños rituales y ordenó los mercados. Estos son los tres componentes básicos requeridos para establecer un matrimonio de acuerdo con el espíritu de la tradición de Israel: Moneda para "Kiddushin", baños para la "Tevila" (purificacion) y mercados para "Ketubah". La intención de Jacob era establecer la decimotercera tribu de Israel con su hija, Dina, en asociación con las naciones del mundo. Esto es parte de la aspiración mesiánica del pueblo de Israel, compartir con las demás naciones la construcción del mundo. Y, por lo tanto, entre las tribus de Di-s también hay una hija, para poder absorber cierta influencia de las naciones del mundo. Nuestro padre Jacob creía que la población en Nablus ya era digna de esto, y estaba preparada para esta asociación.

De hecho, algo de cercanía con el pueblo judío encontramos en la población Nablus. Siguiendo el desarrollo de la humanidad, nos encontramos que el comienzo del declive de la sociedad fue cuando Caín le dio un nombre a la ciudad que había construido, la llamo como a su hijo Enoch. El nombre de la persona fue otorgado a la ciudad. La nobleza humana decayó y esta le fue concedida a algo formal, externo - a la ciudad. Mientras que en el caso de Nablus (Siquem), el Dueño de la tierra se llama "Saquen", por el nombre de la ciudad. Lo exterior, el marco urbano le devolvió la dignidad al hombre, la cuidad le retorno su nombre al Hombre.

Es por esto que Jacob vio aquí en Nablus, gentiles correctos, algunos de los cuales se elevaron ya por encima de la antigua decadencia moral y pueden ser dignos de unirse a la Casa de Israel. Así que incluso después de haber oído que su hija, Dina, fue violada por el dueño de esa tierra, él acepta el matrimonio, y es para la una sorpresa completa el comportamiento de sus hijos (Simón y Levi). Este es a menudo el caso en la historia de Israel, que piensa que una de las naciones ya es digna de unirse al objetivo mesiánico de Israel, y luego resulta que este mismo pueblo, que pensábamos civilizado y apto, resulta que sigue siendo bárbaro.

Por esto es que la verdad esta con Simón y Levi (los hijos de Jacob) "Pero ellos dijeron: ¿Había de tratar él a nuestra hermana como a una ramera?" (Genesis 34:31) - "Y los hijos de Jacob regresaron del campo al oírlo. Y aquellos hombres se entristecieron y se irritaron en gran manera porque Siquem había cometido una infamia en Israel acostándose con la hija de Jacob, pues tal cosa no debe hacerse" (Ibid 34:7).

Entonces El Santo, bendito sea Él, le dice a Jacob: "Levántate, sube a Betel y habita allí; y haz allí un altar a Dios, que se te apareció cuando huías de tu hermano Esaú" (Ibid. 35:1). Debe ahora elevarse nuevamente de la Humillación y la relajación frente a la cultura de Nablus, y así retornar a llamarse nuevamente Israel, en Beit-El, la casa de Di-s.