Rabino Oury Cherki

Shemot - ¿Cuál es su nombre?

Publicado en la página web de Centro Mundial Noájida. El artículo original en hebreo.




La porción de la Torá de esta semana comienza con muchos nombres. "Y estos son los nombres… Rubén, Simón" [Éxodo 1:1], y así sucesivamente. Una vez que la generación de los que descendieron a Egipto fallece, las personas son llamadas por un nombre general: "La nación de los hijos de Israel" [Ibid 1:9]. Más tarde, incluso este nombre se elimina, y simplemente los llaman "la nación" [Ibid 1:20]. Ese es el camino de Egipto, el camino de eliminar la identidad personal, el alma, y así transformar a las personas en individuos anónimos e insignificantes (en simples números)  dentro de la máquina colectiva de aquellos que construyeron las grandes ciudades de Egipto.

De modo que en la historia del nacimiento del redentor (Moises) no aparecen ya los nombres de las personas. Esta escrito "un hombre de la casa de Leví" (el padre de Moises), "una hija de Leví", "el niño", "su hermana la doncella", "la hija del faraón", "su sirviente" y la "madre del niño". Es casi como si todas las identidades personales hubieran sido completamente borradas.

Incluso el mismo Moisés no es conocido por su nombre hebreo. Su nombre tiene un doble significado. En egipcio su nombre significa "hijo" o "agua". Ese es el significado del versículo que nos dice acerca de la hija de Faraón: "Cuando el niño creció, ella lo llevó a la hija de Faraón, y vino a ser hijo suyo; y le puso por nombre Moisés…" [Ibid 2:10].  Pero su madre entendió su nombre egipcio como proveniente del hebreo. "Y ella (su madre) diciendo: Pues lo has sacado de las aguas" [Ibid]. (En hebreo "Meshitihu" está escrito sin una "yod" después de la "tav", lo que implica "lo sacaste").

Moisés creció en dos culturas diferentes y con dos misiones en la vida. Como el hijo adoptivo de Faraón, él podría haber sido el próximo rey de Egipto, y como el hijo de Amram, el jefe de la tribu de Levi, pudo ser elegido como el próximo rey de Israel "Y Moisés creció, y salió a sus hermanos" [Ibid 2:11]. Los exegetas interpretan esto de maneras opuestas, Ibn Ezra comenta: "Sus hermanos, los egipcios". Pero el Rambán escribe: "Sus hermanos, los hebreos".

Evidentemente Moisés salió para determinar quiénes eran sus hermanos (para decidir entre las apreciaciones de Ibn Ezra y el Ramban) y resolver su identidad.

Cuando vio a un egipcio golpeando a un hebreo, decidió que el hebreo era su hermano: "Un hombre hebreo, de entre sus hermanos" [Ibid 2:11]. El primer acto del redentor debe ser identificarse con el sufrimiento de la nación, y esto debe tener lugar antes de cualquier revelación, antes de escuchar la palabra de Di-s.

Cuando comienza la redención, Moisés se pregunta a sí mismo: "¿Quién soy yo?" [Ibid 3:11], y él se pregunta por Di-s, "¿Cuál es su nombre?" [Ibid 3:13]. Para que tenga lugar la redención, es necesario saber en nombre de quién actuamos, qué misión está cumpliendo la humanidad y cual es la cualidad con la que Di-s guia al mundo en ese momento. Y por lo tanto, Moisés enfatiza que "he venido para hablar en Tu nombre" [Ibid 5:23] - específicamente, no como una misión anónima.

"En el tiempo que nacio Moises, los astrólogos del Faraón le dijeron que ‘el salvador de Israel ha nacido, pero no sabemos si él es de Egipto o de Israel". De las palabras de nuestros sabios aprendemos dos lecciones: La primera es que ochenta años antes de la redención (ya que el proceso comenzó cuando Moises tenía 80 años), ya había algunos que presentían que esta misma estaba en marcha. Sin embargo, nada notable sucedió durante muchos años después de esto. Cualquier observador, sin duda, se hubiera decepcionado y hubiese sentido que todo lo que se decía sobre la redención era pura ilusión. Pero este es el verdadero secreto de la redención, que progresa muy lentamente, y a través de procesos ocultos, hasta que aparece con toda su luz. La segunda lección es que el Redentor debe tener una identidad dual. Por una parte debe pertenecer a la propia nación de Israel desde el punto de vista de sus raíces y por otra parte corresponder a todas las naciones desde el punto de vista cultural. Solo de esta manera la redención será completa y abarcará a Israel y a toda la humanidad.