Rabino Oury Cherki

Truma-Tetzaveh - El Tabernáculo de Moisés y el Tabernáculo de Aarón

Publicado en la página web de Centro Mundial Noájida. El artículo original en hebreo.




La Torá de Moisés, que aparece en la porción de la Torá de Trumah (donde no se menciona a Aarón), está dirigida a una persona que "Justa" (Tzadik), quien se guía por el intelecto y este controla sus acciones. No hay temor de que tal persona cometa un pecado, pero de todas maneras él o ella necesita instrucciones sobre cómo acercarse a Di-s.

La Torá de Aarón, por otro lado, que aparece en la porción de la Torá de la próxima semana, Tetzaveh (donde Moisés no se menciona), asume que el hombre puede cometer un pecado y por lo tanto es necesaria también una guía para el pecador, de modo de evitar que desarrolle el deseo de pecar y ayudarlo a remendar sus caminos.

El Tabernáculo de Moisés, que aparece en Trumah, no contiene ninguno de los implementos que son necesarios para la expiación de pecados: los sacerdotes, las vestimentas que llevaban estos, el Altar de incienso y la Cuenca.

El Tabernáculo de Aarón, que se describe en Tetzaveh, opera a través de la imaginación: "Y harás la prendas sagradas para tu hermano Aarón, para la gloria y la belleza" [Éxodo 28:2]. Las prendas del sacerdote impactan en el alma del hombre comun.

El Tabernáculo de Moisés fue construido con las contribuciones voluntarias de la gente, sin necesidad de un directo mando u obligación alguna. Sin embargo, el dinero para el Tabernáculo de Aarón se colecto en respuesta a un comando directo.

Según la Torá de Moisés, la humanidad es intrínsecamente buena, y no hay duda de que la gente querrá contribuir voluntariamente. La Torá de Aarón supone que la humanidad es débil, y es necesario un mandato para asegurarse de que todos los artículos necesarios para la construcción sean donados.

Si el único concepto de la Torá que se enseña, se hubiera basado el modelo espiritual de la Torá de Aarón, podría haberse pensado que el pecado es inevitable, y que es imposible imaginar la vida sin pecado. Y el pecado se habría convertido en la base del servicio a Di-s, como es el caso del cristianismo. Y es por eso, que el modelo del Tabernáculo de Moisés es llevado primero, diciéndonos que es posible que el intelecto tome el control, y que es posible adorar a Di-s apropiadamente sin involucrar el concepto de pecado.

El camino pedagógico correcto es enseñar que un hombre nace con la capacidad de servir a Di-s sin pecado, pero que si él o ella peca, la situación puede ser remendada.

Para acercar a un pecador a Di-s, la Torá de Aarón nos enseña a descender a las profundidades del pecado, al lugar donde se haya el pecador, en un intento de levantarlo. Este es el camino que siguió Aarón, por ejemplo, respecto al becerro de oro.

En general nosotros debemos actuar de acuerdo con la Torá de Moisés, pero a través del mandato de un profeta se puede suspender temporalmente un comando y permitirnos divergir de ella, y esto también está incluido y forma parte de la Torá de Moisés.

Sin embargo, hoy ya no hay ninguna profecía. Malaquías, el último profeta, termina su libro con la siguiente frase: "Recuerda la Torá de mi siervo Moisés, que ordené a todo Israel en Horeb: las leyes y los decretos" [Malaquías 3:22]. Por lo tanto, deja en claro que en una época en que la profecía ha sido suspendida temporalmente, la Torá de Moisés es la que debe ser observada y no la Torá de Aarón. ¿Quién actuará entonces para acercar a los pecadores a Di-s?

El profeta nos dice: "He aquí, yo os envío al profeta Elías antes que venga el día del SEÑOR, día grande y terrible" [Malaquías 3:23]. La profecía regresará antes del día del juicio final de modo que habrá un acercamiento de todos los corazones. Y a los pecadores se les dará la oportunidad de mejorar sus caminos basados en la Torá de Aarón, entonces podrán enfrentarse y defender en el juicio.

Ahora, en la era de la redención, hemos comenzado a regresar a la Torá de Aarón a través del enseñanzas de Rav Abraham Isaac Kook. Él escribe: "He aquí, puedo ver la luz de Elias levantarse". La Torá del tiempo de la redención muestra cómo "El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres" [Malaquías 3:24].