Rabino Oury Cherki

Noah - De Familias a Naciones

Publicado en la página web de Centro Mundial Noájida. El artículo original en hebreo.




Los grupos de personas se definen por algún factor, un criterio unificador común. Cuando este criterio cambia, la identidad comunitaria también cambia, y el nombre del grupo también puede cambiar. En la porción de la Torá de esta semana, el título "Familias" es seguido por el título "Naciones".

Está escrito: "Estos son los hijos de Sem, según sus familias, según sus lenguas, por sus tierras, conforme a sus naciones" [Bereshit - Genesis 10:31]. Hay una diferencia muy clara entre estos dos términos. Se puede esperar que diferentes familias vivan en paz unas con otras, y en este caso, la guerra es la excepción a la regla. A diferencia de esto, debido a la naturaleza política de una nación, esta se caracteriza por elementos en común entre los individuos que la forman, su territorio. Los "extraños" son tratados como externos a la solidaridad nacional y como una amenaza y, por lo tanto, como enemigos potenciales. La relación normal entre diferentes naciones es un estado de guerra latente, mientras que la paz es tan inusual que el profeta la considera digna de mención: "…No alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra" [Yeshayahu - Isaias 2:4].

¿Cuál es la fuente de esta diferencia de perspectiva? El verso citado anteriormente implica que cuando un grupo se define por factores culturales, por "sus lenguas", se puede caracterizar como una familia, mientras que cuando el grupo se define por territorio - " sus tierras", la entidad es una nación. En reacción contra esta caída de la humanidad, de Familias a Naciones, se realizaron dos intentos para resolver los problemas de la guerra: la Torre de Babel y la elección de nuestro patriarca Abraham.

El primer intento fue un fracaso, y el segundo fue la solución ideal. La Torre de Babel fue un intento de cancelar las diferencias entre diferentes personas: la gente tenía un solo idioma "Toda la tierra hablaba el mismo idioma y las mismas palabras" [Bereshit - Genesis 11:1]. La palabra utilizada es "safa" (labios en hebreo), que significa "idioma", y no "lashon", que significa "lengua" en hebreo. "Lashon" está relacionado con el contenido interno o espiritual, mientras que "Safa" (labios) es externo. El intento fue un enfoque cosmopolita, que destruye la individualidad, erradicando el valor intrínseco del ser humano y reemplazándolo por un proyecto humano común compartido, la Torre. Sin embargo, la revelación divina que aconteció en la generación de la Torre de Babel, no solo que evitó la supresión de la individualidad, sino que acentuó las diferencias y destacó las características únicas de los individuos, tanto que las personas ya no pudieron entender más el lenguaje de los demás. Y de esta manera la humanidad fue rescatada del infierno de la uniformidad absoluta.

Para compensar el completo fracaso de la Torre de Babel, Abraham llega con una misión diferente. Él no trata de cancelar el concepto de nacionalidad, sino de devolver a las naciones a su estado anterior, lograr que se restituyan como "Familias". Esto se puede lograr solo estableciendo un nuevo tipo de nacionalidad, "Haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición" [Ibid 12:2], cuyo único propósito es eliminar la idea de nacionalidad y devolver a la humanidad al estado de familia: "… Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra" [Ibid 12:3]. Esto significa que la nación de Israel es la única entidad nacional legítima, porque, a diferencia de la de las demás naciones, su propósito es reparar las fallas del mundo. El futuro ideal en la profecía de Zacarías es que "Y sucederá que todo sobreviviente de todas las naciones que fueron contra Jerusalén…" [Zacarias 14:16] se convertirán en familias. "Y sucederá que los de las familias de la tierra que no suban a Jerusalén para adorar al Rey … Y si la familia de Egipto no sube ni viene…" [Ibid 14:17-18].

Así, en lugar del cosmopolitismo que insiste en la uniformidad, en lugar del nacionalismo que ha conquistado las naciones del mundo, reaparecerá la Unidad. Esto elevará a todas las naciones, cada una con sus propios rasgos únicos, de modo que dirán: "… Venid, subamos al monte del SEÑOR, a la casa del Di-s de Jacob; para que nos enseñe acerca de sus caminos, y andemos en sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del SEÑOR" [Yeshayahu - Isaias 2:3].