Rabino Oury Cherki

Behar - ¿Un extranjero o un residente? ¿Un pasajero o un habitante?

Publicado en la página web de Centro Mundial Noájida. El artículo original en hebreo.




"La tierra no se puede vender permanentemente, porque la tierra es mía, ustedes son extranjero s y residentes conmigo" [Levítico 25:23].

La ley que impide la venta permanente de la tierra se basa en la esencia del estado del hombre en el mundo. Por un lado, el hombre es un residente-habitante (Toshav) del mundo, desde el punto de vista que es una creación natural: "Porque tú eres polvo y volverás al polvo" [Génesis 3:19]. Por otro lado, él es un extranjero - pasajero (Guer) desde el punto de vista de su alma, la cual es como la hija de un rey, que anhela volver al palacio con su padre, un anhelo metafísico el cual nunca puede ser completamente satisfecho.

Esto es también lo que Abraham le dijo a la gente de Jet: "Soy un extranjero y un residente" [Genesis 23:4]. Sin embargo, su intento de hacer que la gente de Jet reconozca este hecho, diciéndoles que él estaba "con" ellos, falló. Ellos sentían que Abraham hablaba de la manera en que lo hacía, porque el era un "ministro de Di-s", mientras ellos eran simplemente, "gente de la tierra". El Rabino Yehuda Halevi expresó muy bien esta idea, en su poesía, de la siguiente manera: "Soy como extranjero y residente en la tierra, pero, así y todo, en sus entrañas esta mi lugar, mi descanso".

El rabino Yehuda Ashkenazi (Manitou) solía explicar este versículo de una manera muy cercana a su expresión literal: "Si te sientes como un pasajero en este mundo, entonces eres un residente conmigo. Pero si te sientes como un habitante de este mundo, entonces eres un pasajero conmigo". Dado que el Santo, Bendito sea Él, se exilió a Si mismo de la realidad, por así decirlo, para permitir la autonomía de la Creación (Asi es enseñado por los maestros de la Cabalá, como el secreto del "Tsimtsum", el fenómeno de "contracción" divina, con el objetivo de permitir la creación), de modo que Él actúa en este mundo como un extranjero. De manera que, para aferrarse a Él, es necesario emular este rasgo suyo, y sentirse como un extranjero, un pasajero en este mundo.

Esta es la base de la declaración muy común en la Torá, de que el Santo, Bendito sea Él, ama al "Guer, porque el extranjero, de una manera, entiende la posición del Santo, Bendito sea Él". Y es por esto que los hijos de Israel nacieron como extranjeros (en la tierra de Egipto), fuera de su propia tierra. E incluso después de conquistar Eretz Israel y venir a asentarse en su tierra, el pueblo de Israel no se aferra completamente a la posesión de esta, sino que las leyes enseñan a dejar márgenes en los lados de cada campo como caridad a los pobres, e incluso evitar el trabajo agrícola durante un año completo (cada séptimo año), La Shemita.

Pero a pesar de todo esto, se nos enseña una ley especial en la porción de la Torá de esta semana: que, en una ciudad amurallada, se puede vender permanentemente una propiedad. Este es un indicio de que la cultura urbana del hombre puede crear un nuevo marco para la vida, un marco que no tiene las restricciones naturales (donde el hombre puede vivir una vida plena que se basa en un vínculo permanente con la tierra, sin que esto le haga olvidar la existencia de Di-s). Una ciudad, es una nueva forma de organizar el espacio de una manera que se corresponde a las dimensiones de la humanidad, del hombre creado a la imagen de Di-s. Aquí la vida se puede construir alrededor valores morales y no solo basados en la competencia dentro de la naturaleza. Se entiende esto, como un desafío, una meta para la sociedad urbana y no necesariamente lo que vemos en la realidad cotidiana de hoy en día.

En nuestros tiempos, el desafío existencial para la nación de Israel es mantener nuestra relación con la tierra de Israel, y menos los riesgos relacionados al apego exagerado a lo terrenal. En una era en la que hay algunos signos de debilidad en esta relación, nuestra tarea es fortalecer el vínculo con la tierra de Israel.