Rabino Oury Cherki
Ki Tetze - El dueño de las guerras
Publicado en la página web de Centro Mundial Noájida. El artículo original en hebreo.
Desafortunadamente, la guerra es parte de nuestro mundo. Desde los comienzos más tempranos de la historia, siempre ha habido guerras.
El hombre, el eslabón más elevado de toda la creación, siempre ha estado ocupado con pensamientos sobre cómo matar a otros hombres. Este hecho les dio a los filósofos mucho en lo que pensar, y algunos de ellos incluso tendieron a idealizar el concepto de guerra. Pensaron que la guerra es buena, una forma de forjar templanza y fuerza, que es algo constructivo.
La nación de Israel nunca estuvo de acuerdo con estas ideas erradas. Siempre vimos la guerra como un crimen, un evento terrible. Pero así y todo no podemos huir de una pregunta importante: después del hecho, cuando la guerra ya comenzó o culminó: ¿Qué papel tienen las guerras de la humanidad en la historia del hombre?
El Rav Kook enfatiza que la razón de la guerra no está conectada a la guía Divina del mundo, sino más bien proviene de la inclinación al mal de la humanidad. Sin embargo, cuando se liberan los lazos del mal y la inclinación al mal comienza con su descontrol, el Santo, Bendito sea, utiliza las guerras que tienen lugar en la humanidad, para los más altos ideales de historia. Y es por eso que el Santo, Bendito sea, se lo llama "el Dueño de las Guerras". Él hace uso de la guerra para que se distribuya la rectitud y como base para construir un mundo mejorado que tomará el control después de la guerra. Junto con todo este proceso, Él también siembra las semillas de la salvación. Con respecto al daño causado por las guerras, rezamos todos los días, "Él sana porque Él es el Señor de los prodigios, exaltado en alabanzas" [Oración matutina diaria - Shajarit, antes de Shema Israel]. Y como parte de esto es "que renueva con Su bondad cada día Su obra de la Creación", y así Él trae nueva luz al mundo.
Nosotros también peleamos en las guerras. Por supuesto, sería mejor si la nación de Israel pudiera cumplir su misión sin necesidad de guerra. Pero cuando nos enfrentamos con la guerra, no dudamos en volvernos y luchar. Y es por eso que tenemos según la ley, guerras obligatorias y otras opcionales, con muchas reglas para organizarlas.
En la primera guerra de la humanidad, entre Caín y Abel, Caín fue el culpable, pero Abel también compartió parte de la culpa, por ponerse en una situación débil.
Está escrito, "Y Caín se levantó sobre su hermano Abel" [Génesis 4:8]. Si Caín se levantó, esto significa que de antemano estaba acostado o debajo. Según el Midrash (Bereshit Rabba), Caín estaba acostado debajo Abel, quien lo había volcado y estaba a punto de matarlo, basado en el principio de que "si alguien se levanta para matarte, es tu obligación, defiéndete matándolo primero "[Tratado de Sanedrín 72a]. Entonces Caín le dijo: "Si me matas, ¿qué le dirás a nuestro padre?" Así fue que Abel liberó a Caín, quien se levantó y lo mató. El error de Abel fue suponer que el agresor, el asesino, tiene los mismos valores que él mismo, por esto es que le habló al asesino, en lugar de matarlo.
La queja ética oculta de las naciones del mundo con respecto a Israel es: ¡No actúes como Caín, actúa como Abel! Si tu usas las armas de Caín, tu final será como el suyo!
Sin embargo, la Torá enfatizó que el ideal humano no es el de Abel sino el de Set: "y ella dio a luz un hijo y le puso por nombre Set, porque, dijo ella: Di-s me ha dado otro hijo en lugar de Abel, pues Caín lo mató" [Génesis 4:25]. Este es el tipo de persona sobre la que está escrito que Adán "engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y le puso por nombre Set" [Genesis 5:3]. Set es una corrección del modelo representado por Abel, y es quien sabe cómo usar tambien las armas de Caín. Es el verdadero arquetipo de los hijos de Israel.
La lucha en las guerras, según sus halajot nos eleva a nuevos horizontes éticos. Y es por eso que gran parte de la parashá de esta semana, La porción de la Torá "Ki Tetzeh", involucra las leyes de la guerra, lo que alcanza el máximo nivel ético en la guerra contra Amalek, en una esfuerzo para erradicar el mal del mundo. Nuestro éxito en esta guerra revelará a todos que la fuente de la justicia recae en la nación de Israel y no en una falsa moralidad de aquellos que permiten a asesinos y opresores reinar libremente, y rendirse a sus demandas.